Sobre
del sustrato de su naturaleza animal el hombre ha ido produciendo la cultura,
acumulando conocimientos y recogiendo la experiencia de sus antepasados,
aprovechando sus características animales, y en particular su capacidad de adaptación,
ha sido construir su inteligencia, y con ella sus presentaciones muy adecuadas
al medio ambiente; colaborando con los otros ha podido realizar empresas que
resultaban inabordables para la actividad del individuo solo.
La
existencia de un medio social resulta indispensable para el desarrollo de un
ser que es tan frágil cuando llega al mundo, y que no podría sobrevivir sin que
los otros le prestaran una continua atención durante varios años. Muchos
animales se ocupan de sus crías de forma adecuada para aumentar las
posibilidades de que sobrevivan, pero generalmente durante un periodo breve.
En
los hombres también los comportamientos no son tan automáticos, aunque existen
también conductas de este tipo, pero sus acciones están siempre mencionadas por
la cultura, de tal manera que la actividad del hombre es siempre un complejo
entramado de interacciones de la naturaleza y la cultura que con ella han
creado. Así las propias formas de cuidar al niño y de impulsar su desarrollo
son un resultado de la historia
La historia de la infancia
Algunas
creencias religiosas consideraban la infancia era una etapa peligrosa, ya que
habíamos nacido con el pecado original y que solo mediante nuestras obras
podríamos liberarnos completamente de él. Pero hoy en cambio son muy escasas.
La vida de la gente en la sociedad occidental se ha complicado de tal manera
que tener un niño es algo que altera la vida y constituye una decisión muy
importante. Antes los niños venían naturalmente y no había que tomar una
decisión; la sociedad estaba hecha para tener niños y lo raro era no tenerlos.
Las diferentes situaciones sociales cambian nuestra concepción de infancia.
El
historiador francés Philippe Aries puso en manifiesto que la concepción de
infancia que tenemos es reciente que se remonta del siglo XVII o XVIII. En el
libro que Aries publica sobre el estudio de los niños en esos siglos sostenía
que en la época medieval no existía el sentimiento hacía la infancia tal y como
hoy lo conocemos y que los niños eran considerados como algo divertido que no
se diferenciaba mucho a un animal. Si el niño moría, que era algo que sucedía muy
a menudo en los primeros años, la familia podía sentirlo pero no constituía una
gran drama y pronto un nuevo hijo lo reemplazaría. Lo único que los
diferenciaba de los adultos era que sus fuerzas eran menores y que no podían
hacer una serie de cosas que estaban al alcance de los adultos. La educación de
los niños eres diferente según las distintas clases sociales. En la clase alta
los niños convivían muy poco con sus padre, mayormente tenían amas y criados
quienes se ocupaban de ellos. Y las relaciones afectivas eran frecuentemente
muy escasas o casi ni existía. En la clase baja el niño convivía estrechamente
con el adulto desde su nacimiento y también con los hermanos mayores que a
veces se ocupaban de ellos.
La
formación de los niños en las clases bajas era directamente con los padres,
participando en las actividades o trabajos que ellos tuvieran. Las escuelas
apenas y existían y estaban reservadas a solo a unos pocos y en ellas no se
establecían divisiones por edades, si no por el nivel de conocimiento, y podían
convivir en la clase chicos de 8 años junto con jóvenes de 18, ambos
aprendiendo a leer. Todo esto Aries lo
apoya no solo en documentos de la época si no también en el análisis de las
representaciones de los niños en pinturas y esculturas.
El estudio de los niños
En
consonancia con esta concepción de infancia, el estudio sistemático del
desarrollo infantil no ha comenzado hasta una época reciente, de tal forma que
puede considerarse que la psicología infantil tiene poco más de un siglo.
Posiblemente esto se deba a que a ser algo tan familiar y cotidiano no resulte
llamativo, ni se haya considerado digno de atención y de estudio sistemático.
Posiblemente el desarrollo se ha considerado un fenómeno tan espontaneo que no
cabía detenerse en él, mientras que lo extraordinario e inusual es más fácil
que se convierta en un objeto de conocimiento.
Las primeras observaciones
En
los autores griegos y latinos aparecen algunas observaciones dispersas sobre el
desarrollo de los niños relacionados casi siempre con la educación. Aristóteles
se ocupaba de los problemas educativos en varios lugares de su obra con el
objetivo de contribuir lo entendía como la formación de hombre libres.
Establece distintos periodos, y por ejemplo señala que en el primero, que dura
hasta los 2 años, conviene ir endureciendo a los niños, acostumbrándolos a ciertas dificultades como el frio. Sus
comentarios son de este tipo:
En
el periodo subsiguiente, hasta la edad de los 5 años, tiempo en que todavía no
es bueno orientarlos la estudio ni a trabajos coactivos a fin de que esto no
impidan el crecimiento, se les debe, no obstante, permitir bastante movimiento
para evitar la inactividad corporal; y este ejercicio puede abstenerse por
varios sistemas, especialmente por el juego. La mayoría de los juegos de la
infancia deberían de ser imitaciones de las ocupaciones serias de la edad
futura.
Se
trata generalmente de observaciones dispersas y que no tiene como fin el
conocimiento del niño en sí mismo sino más bien indicar como se les debe de
tratar para formar adultos que reúna las cualidades deseables en esa sociedad.
La
observación sistemática consiste en que se observe al desarrollo de un
individuo en este caso los pedagogos observaron el comportamiento de sus hijos
como Pestalozzi, pero esos intentos muestran que el interés por el desarrollo
del niño era muy creciente y posiblemente existen otros muchos diarios de esa
época que no han sido publicados. Un hito importante en la constitución de la
psicología evolutiva fue el trabajo realizado por el filósofo alemán Dietrich.
En el siglo XIX el ambiente era muy propicio
para que apareciese una teoría sobre la evolución y el cambio en la naturaleza.
La idea de que los seres vivos se modifican a lo largo del tiempo es más
antigua y puede remontarse los primeros filósofos griegos, pero a comienzos del
siglo XIX había adquirido una nueva fuerza gracias a los trabajos de Lamarck
del defensor del darwinismo Ernest Haeckel formulo la llamada ley biogenética.
La
segunda parte del desarrollo del lenguaje en la especie tiene, en cambio, un
carácter mucho más general y especulativo, por la debilidad de los datos en los
que se apoya, y presenta por ello un interés considerablemente mejor.
Estos
estudios consistentes en biografías de sujeto normales estudiados por alguno de
sus familiares, hay otra fuente para conocer el desarrollo del niño, fuente que
aparece incluso antes de los trabajos a los que nos estamos refiriendo
PUNTO DE VISTA INVESTIGAR DESDE UN ENFOQUE HISTORICO-SOCIAL
CON RESPECTO INFANCIA-ADOLECENCIA.
Según
delval el hombre aprovecha su capacidad de adaptación y gracias a ella ha sido
capaz de construir su inteligencia.
Hasta
hace algunos años la concepción que se tenía del niño era que estos eran
débiles por lo que se les descuidaba y por lo tanto, morían a muy temprana edad, algunas creencias
consideraban que la infancia era una etapa muy peligrosa.
El
descubrimiento de los métodos anticonceptivos ha dado pauta a la elección de la
maternidad, y así a tener mayor conciencia y cuidado de los niños.
Los
niños no asistían al escuela y en su lugar aprendían oficios de sus padres.
La
educabilidad se refiere a la capacidad del ser humano de configurarse, de
llevar a cabo aprendizajes nuevos, de modificar su forma de conducirse, de
hacerse como persona en un proceso abierto. Es pues una consecuencia de la
plasticidad del sistema nervioso central, pero su concreción nada tiene que ver
con patrones más o menos rígidos, habida cuenta que la rigidez hereditaria ha
sido superada. Un concepto relacionado es el de educatividad, que se refiere a
las características del que educa (educador) para que la educación se lleve a
cabo. Las razones de la educabilidad las podemos encontrar en la
indeterminación inicial del ser humano, que obligó a éste a actuar sobre el
medio para llevar a cabo su autorrealización. Por otra parte, debido a las
condiciones que le imponía su entorno físico, en algún momento de su desarrollo
filogenético puso en marcha estrategias intelectuales para solucionar las
dificultades de carácter práctico que el medio le exigía. Así pues, la
capacidad de reflexión junto a la apertura a su ambiente, impulsaron al ser
humano a pensar sobre su comportamiento y su entorno, valiéndose del
almacenamiento y el recuerdo de experiencias. Ello dio origen a que el hombre
generara modos de comportamiento hasta entonces inéditos y estableciera
relaciones sociales con los demás. De esta forma se abrió la posibilidad de
diseñar y recrear su mundo para cubrir sus nuevas necesidades y también para
imaginar el pasado e interpretar su papel en el mismo. Como sería una tarea
inabarcable que el ser humano tuviese que aprender en cada acción el modo de
comportarse, se ve obligado a desarrollar estrategias adaptativas y funcionales
tales como la discriminación y la generalización de experiencias, haciendo que
su adaptación sea más eficiente. De ello se ocupará la educación, des
individualizando al sujeto para que se integre en el contexto social y también
para que sus comportamientos se asemejen a los de los demás. A través de la
educación el individuo puede actuar y dominar, de una forma ordenada y
funcional, el medio que le circunda. Mediante la técnica ha logrado adaptarse a
lugares en los que las condiciones de habitabilidad eran muy duras. Gracias a
esta interdependencia entre el individuo y el entorno, la educación es factible
porque le permite desprenderse de las ataduras de su primigenio nicho ecológico.